25/12/10

Asesino de asesinos 3

Llegó a casa con las imágenes del cuerpo muerto en su cabeza. Se duchó lentamente como si saboreara el momento. Ya no se reconocía a sí mismo. Solo pensaba en la próxima vez. Cosas normales como descansar, comer o ver algún partido de fútbol por la TV se evaporaron de sus necesidades. Ninguno de sus músculos se relajó por lo que recurrió a esas mágicas pastillas que lo ayudaron cuando lo dejó su mujer. Cuando despertó tuvo que rearmar sus horas previas, (convengamos que no debe ser fácil para cualquier mortal despertarse luego de asesinar a alguien). Pensó en Claudia, su ex-mujer, la que decía siempre que no tenía huevos, pero para que sus planes pudieran seguir no podía paladear, por ahora, esa venganza despechada. La noticia de la muerte del consultor ocupaba a todos los portales de los diarios, los que minuciosamente leyó una y otra vez. Ningún sospechoso a excepción de la presencia de una mujer, decían. Increíblemente sonrió. Y con una decisión desconocida hasta ahora ya que siempre fue inexpresivamente indeciso, comenzó a preparar su próxima actividad. Otro asesinato. En verdad, tuvo que admitir que en estas épocas candidatos no faltaban; pensándolo mejor en ninguna época escasearon. No tardó. La foto de un empresario conocido por su insaciable apetito tanto en los negocios como en las comidas fue definitoria. Pero esta rapidez en la elección de la víctima fue opuesta a la lentitud con la que pudo recabar datos que le permitieran su cometido sin problemas. Pasó días sin avances importantes hasta que un chofer con cierta incontinencia verbal le abrió un camino. Un encuentro semanal con una amante en un lejano departamento de los suburbios se convertiría en su talón de Aquiles. Despejado el donde y el cuando, las necesidades normales reaparecieron en su vida. Comió y durmió como antes. Cuando llegó el día en que el gordo hijo de puta se iba a encontrar con la misteriosa amante se volvió a transformar.......(continuará)

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