Carlitos trabaja en la recepción de un importante laboratorio de análisis clínicos mientras estudia medicina en la Universidad. Es un chico eficiente y dedicado pero ese viernes estaba angustiado. Su novia lo había dejado, su primer quiebre amoroso fuerte. Apenas podía contener el llanto y la opresión en el pecho no cejaba. -Tonelli, Marta- acá tiene. Ponce, Hugo, sus análisis. López Héctor, sirvase. Dejó un minuto el lugar aprovechando que no había nadie y lagrimeó un poco en el baño. Tomó un café y siguió. -Miranda, Mariela, sus exámenes. López, Héctor. Se detuvo. Le pareció haberlos entregado antes. Miró el papel y cotejó para estar seguro. López, Héctor O. Sí, coincidía.
Cuando Héctor salió del médico estaba eufórico. Todos esos dolores que sentía eran pura cuestión de la cabeza al decir del profesional. Gases, podrían ser. Sus análisis estaban perfectos. Por lo que decidió que esa misma noche haría una de sus típicas fiestas de las que todo el mundo hablaba. Por lo divertidas y por los excesos. Toda su vida era un exceso pero ahora tenía la certeza que su salud no le pasaría, de momento, ninguna factura. -Los que se cuidan son giles amargados que no saben lo que es vivir-pensó.
Cuando Héctor salió del médico estaba deprimido. En su chequeo anual las cosas no podían haber andado peor. Su médico le recomendó exhaustivos cuidados justo a él que era vegetariano, abstemio y corredor de maratones.- ¿Qué más puedo hacer para cuidarme? se preguntó. Seguro que tengo algo terminal y el médico no me lo quiso decir. Su cabeza lo iba torturando como saben hacer las cabezas cuando las preocupaciones nos invaden. Había vivido con exagerado cuidado y se había negado sistemáticamente a todo tipo de placer.
Hubo dos entierros al día siguiente, uno de un tipo que murió en coma alcohólico en medio de una fiesta y otro cuya muerte no fue tan clara, como si hubiera sido de tristeza. El empleado del cementerio no iba a olvidar ese día. Mirando las partidas de defunción la casualidad era increíble. Héctor Osvaldo López y Héctor Oscar López serían puestos en nichos contiguos.
Decime que a Mariela los análisis le dieron perfectos, por favoooor!!!!
ResponderEliminar¿Sos Mariela A. o Mariela C. ? No quiero equivocarme.
ResponderEliminarSe pone de manifiesto ese delicado balance que debe existir entre el exceso y el defecto. La posibilidad de un final abrupto siempre existe, y la necesidad de vivir el mientras tanto también.
ResponderEliminarPor desgracia la vida exige un equilibrio. Es la única forma de durar.
Un saludo.
Agradezco el detalle de saltearte una letra. Todo un ca-allero. :)
ResponderEliminarEs la desgracia de llamarse por un apellido demasiado diseminado y la casualidad de la combinación de iniciales. El resto es puro destino.
ResponderEliminarY un detallito: los dos vivieron a full, cada uno en su versión extrema.
Ahhh acá están, Beatriz.jaja. No sabés la de guarradas que se me ocurren ...pero vos lo dijiste soy un caballero.
ResponderEliminarPobre Hector el que murio de tristeza :( no puedo evitar reparar en el error de Carlitos... El dolor del amor... flor de confusión! Beso Dany
ResponderEliminarNaaaaaaaa!!! No te lo puedo creer!!! Cuando los planetas se cruzan... Caos en el universo! GENIAL como siempre, Dany! Besos fortineros!
ResponderEliminarBEE.-
P/D: Siempre me olvido de comentarte, me mata la foto de la època de "modelo gay" :D
Y después nos quejamos cuando decimos que para los servicios de salud no somos más que un número. Creo que nos quejamos de vicio.
ResponderEliminarClaro, tener sólo un número en la placa del cementer muy simpático no debe ser...
mire usté los efectos colaterales del mal de amores, mecachendié! me voy a dormir la mona de esta gripe infausta. pero llegué casi dignamente.(vengo de lejos!) beso a distancia.
ResponderEliminarSon cosas que pasan... Los enterradores tienen muchas historias que contar...
ResponderEliminarAbrazo!!!
Buenísimo, Dany.
ResponderEliminarMe ha recordado que no debo volver al médico.
Un abrazo.
"Nomen est omen", decían esos gringos viejos, o tu gracia es tu desgracia. Abrazo.
ResponderEliminarlamento citar de nuevo a Borges, pero es el tema de esa narracion de la muerte que se asusta al ver al jardinero. Cuando te toca te toca y quiza -sin que nosotros lo sepamos o lo creamos- en algun lugar estaba todo escrito como en un mal vodevil.
ResponderEliminarDe algo hay que morir, inevitablemente y por suerte. Hagas lo que hagas, en mi caso solo pido que la misma estè rodeada de una cierta dignidad, por mì y por los que me rodean.
ResponderEliminarUltimamente y a raìz de lo del cigarrillo, me sorprendo de que ahora los celulares, los esmaltes, los alisantes del cabello entre otras tantas cosas tren cancer...insisto, de algo debemos morir.
Por lo pronto y como estoy re viva, le mando BESOS
estoy setentosa! y bue... de qué sirvió cuidarse tanto de la tos, no comer más de lo que el médico indicó, hoy ocupás un lugar más, acorde con tu alcurnia en la Re - co - le - taaaaaaa Sui Generis - Natalio Ruiz, otro de apellido común jeje
ResponderEliminarMoraleja: larguemos el Clight y démosle sin pena a la Guinness Stout
un pelotudo IMPORTANTE este Carlitos, encima sigue laburando como si nada
ResponderEliminarlos dos finados, bue, nadie se muere antes de lo que le toca asiq...
Aaaaahhhhh, nooooooooooooooo. -eatriz nooooooooooo, eeeeeeeh. Y ojo con las guarradas que soy una señora mayor, che. Mirá que puedo desmayarme.
ResponderEliminarY a veces este tipo de confusiones pueden ocurrir! Ay! yo por las dudas sigo resistiéndome a ir al médico.
ResponderEliminarUn beso o 2 #
Justo estaba buscando un buen motivo para tener un nombre raro, Gracias, Dani
ResponderEliminarDulcinea (desde el anonimato que me obliga Google)
2 Héctor Osvaldo López opuestos y paralelos.
ResponderEliminarSaludo
Y todo porque la novia lo dejo. Naaaaa….pobre pibe no le vamos a echar la culpa de todo ese infortunio que han vivido esos señores, por no comprarse una soga de equilibrista, tan necesaria en esta vida.
ResponderEliminarUn beso y buena semana!
Buenísimo, deben ser los maridos de una de las María Laura o María Luisa Garcías. Y el mismo boludo se confundió al entregarlos. Y en una salió que la mina tenía SIDA y la otra Alzheimer. Entonces ambos le preguntaron al médico y este les respondio: llévenselas a un lugar lejano y déjenselas ahí- A la que vuelve, ni se les ocurra cogérsela!!
ResponderEliminarLo que me recuerda a otro: Si querés saber quién te quiere más, tu perra o tu mujer, hacé la siguiente prueba: llevalas a ambas en el baúl de tu auto durante media hora. Al abrir el baúl, fijate quién de las dos está contento de verte.
Me acabo de dar cuenta que vos te visitan hasta de Namibia loco! Y Marruecos tb!
ResponderEliminarQue putada!!! morir por un error burocrático.
ResponderEliminarUn abrazo.
Genial, genial, y genial.
ResponderEliminarUna creatividad admirable, además de la narración impecable.
Gracias por compartir =)
Un abrazo,
Ana.
De ahora en mas, usaré todos mis nombres completos, y exigiré que así me llamen, en el medico, en el banco y en la fila para el samba. Un gran abrazo!
ResponderEliminarvenía a dejar un comentario estúpido pero Corina aquí arriba dijo "fila para el samba" y me tenté.
ResponderEliminarpd: uno de estos días le dejo un comentario como corresponde.
Abrazo
Seguro que los análisis los hicieron en un laboratorio de la Obra Social.
ResponderEliminarSiempre se equivocan...
Abrazo!
Estimado: Lo peor de todo es que esas cosas pasaran porque el o la empleado/a se aburren y quieren jugar a Dios, y a veces hasta lo logran...el sueño humano de torcer al destino aparece en otros relatos suyos.
ResponderEliminarAtte/
No sé que mata más: ¿La tristeza o el alcohol? Lo que si estoy seguro es, que más vale morir borracho que triste.
ResponderEliminarUn saludo.
bueno como dicen algunos hasta en el último segundo podemos elegir...habrán elegido ellos?
ResponderEliminarCarajo, Dany, pasame la dirección del laboratorio para ir por la vereda de enfrente!
ResponderEliminarPero yo soy de pensar que cuando la parca te señala y elije, no hay nada más que hacer, por más que toda la vida la hayas pasado comiendo vegetales y haciendo ejercicio (o tomado hasta el subte, claro)
Qué se le va a hacer, pobres Héctor s, un error lo tiene cualquiera, y si está con mal de amores, peor ;)
Buenísimo!!
J&R
Ajjjj , buenísimo , ni que Usté fuese del palo (de la Salud) , con esto del código de barra para todo , somos solo un número , mire si los que hacemos analisis , nos vamos a andar fijando en un Nombre de Diferencia , naaaaa , dejese de jorobar , ni ahí, no hay tiemp , mi Amigo , pa bolu.
ResponderEliminarSaludinguis
Cris// mujeresdesincuentay ó seré de sesentay
mostrás la hilacha...
ResponderEliminarun hincha de san lorenzo de nuestra edad siempre va a recordar que en 1982, cuando jugamos en la b, teníamos a 2 héctor lópez... uno jugaba de 3 (héctor osvaldo lópez, creo...) y otro de 7 (hector raúl lópez).
Los mataste a los dos...
un abrazo...
Jajajaj si Nacho. Pensé en ellos. Ahora si tengo que "matar" personajes me sobran los nombres con tantos burros. Abrazo.
ResponderEliminarTenía que ser Nacho. Pensaba hacerte el mismo comentario. Un abrazo, Dany.
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