Hace unos años cayó la pared. Y ahí, desnudo me vi de pronto. Y tuve que volver a empezar. Y aquí estoy...
20/5/12
Hay otra vida
Tomás estaba con la mirada perdida en dirección a la pared medianera. Con su mano jugaba con el revólver al estilo de un western de baja calidad. La escena la completaban sus oídos que tenían un protector auditivo. Un plato de fideos y un vaso de agua esperaban por un comensal inapetente. Solo le restaba incorporarse y cumplir con su tarea.
Recordaba su felicidad al mudarse al nuevo complejo de departamentos bien cerca del parque donde todos los días cumplía con la rutina asignada en sus entrenamientos. A los 24 años era una promesa del atletismo, ya había ganado algunas carreras menores de 10 kilómetros. Su constancia para entrenar lindaba lo obsesivo, como generalmente sucede en estos casos. Su dieta era estricta, su vida social escasa y su sueño, un ritual a respetar a rajatabla. El atletismo se convirtió en su religión a la que se entregó con pasión.
Todo venía de maravillas hasta que ese gordo asqueroso se mudó al pent-house lindero. Ahí comenzaron las fiestas maratónicas ( un contrasentido para un atleta), el desfile de personajes raros con los que varias veces compartió el ascensor. Ahí comenzó su insomnio. Primero un par de quejas poco enfáticas, luego un poco más airadas. Y nada. Cartas documento y reuniones de consorcio tampoco trajeron una solución. Hasta sospechaba que el administrador asistía a las fiestas. Al parecer el tipo tenía dinero, influencias y alguna protección política importante.
El gordo era decididamente repugnante, con su pecho velludo al aire exhibiendo gruesas cadenas de oro. Su voz era estrepitosa y sobre todo odiaba su risa, inagotable y estentórea. Fue así como cada vez se le hizo más cuesta arriba su entrenamiento. Perdió horas de sueño y empezó a fracasar en algunas competencias.
Eran las cuatro de la mañana, su equipo prolijamente preparado para la gran maratón, su bolso listo con todo lo necesario. Y él, desvelado por la fiesta del vecino. Llegó la hora de jugarse-pensó.
Guardó el revólver entre sus ropas y fue directamente al departamento de al lado. Estuvo largo rato tocando el timbre hasta que el gordo envuelto en una bata roja lo atendió
-Tomasitoooooo que alegría, vení, pasá, relajate un poco pibe, estás muy tenso.- Un poco confundido por el recibimiento se dejó llevar y en menos de dos minutos tenía una copa de vino en la mano y una morocha sentada en sus piernas. El ambiente era enorme y con poca luz pero se podía distinguir gente cogiendo por doquier y algunos bailando desenfrenadamente con esa música repetitiva y machacante. Se acordó del revólver que le presionaba el cuerpo y de su misión. Un poco menos de la maratón.....
Despertó en una reposera. El gordo nadaba en la pileta con denodado esfuerzo, una chica desnuda tomaba sol en el deck. Eran las tres de la tarde y la resaca le taladraba la cabeza.
-Tomasito, tigreeeee......te volteaste a todas jaja.......y no paraste de tomar, sos una fiera- le gritó el gordo apenas lo vio despierto. -El revólver lo guardé en el armario, acá no jodemos con eso- continuó. Tomás se incorporó tambaleante y se arrojó a la pileta. Se le acercó y le dijo:
-Gordo, ¿cuándo hacemos la próxima?-
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Y sí, habiendo morochas dispuestas, hay que saber colgar las zapatillas y usar la pistola con mejores fines.
ResponderEliminarDefinitivamente, el gordo era el Mr. Hyde de Tomasito, que con tanto suplemento vitamínico para la competencia de alto nivel, ya no dominaba su cerebro...
ResponderEliminarel viejo adagio que reza SI NO PUEDES CON ELLOS UNETELES en mi caso no va a funcar. Juro que no sé ladrar con ese tonito agudo e irritante que pone el perro de la vecina.
ResponderEliminarPorca miseria...
Una cosa es tomarse la vida en serio y ser responsable y otra obsesionarse con ello. Lo digo para Tomasito y tambièn para el gordo, que no llega a fin de año con semejante tren de vida!!!
ResponderEliminarEhm, no quiero quedar como obsesionado pero vendo depto, acepto dúplex a cambio con vista al parque!
El presupuesto de la Ciudad ya está bastante estropeado, así que el homenaje que le había prometido es simplemente un texto (salió gratis, lo escribí yo) acorde a los impulsos asesinos que aquí tan bien se cultivan.
EliminarSepa disculpar lo humilde de este reconocimiento que debiera ser festejado con fuegos artificiales, cotillón y señoritas en bikini.
Para la próxima mi estimado Dany!
Abrazos!!
Imposible no sentir simpatía por el gordo. Dany, Ud. y yo mejor dejémonos de jorobar con el running...
ResponderEliminarAbrazo.
Así terminó la carrera deportiva de Dany, digo Tomasito... Abrazo, Ernesto
ResponderEliminartodo por una letra...
ResponderEliminaro un par.
(me quedé colgado con el comentario de zeit... pensando que no se si el perro de la vecina estará cogible...)
Todo indica que todos necesitamos un gordo en nuestras vidas.
ResponderEliminarOtra cosa, sos guacho eh. Históricamente "el gordo" es el personaje querible de las historias.
Debo ponerme al día con tu blog y lo voy a hacer, porque soy una chica que se propone lo que busca...
Hasta que llega el gordo...
Besos Dany!
Demasiado tiempo amarrado el Tomasito. Cuando encontró la salida...
ResponderEliminarUn saludo.
Jajaja!!! Tomasito entró en la variante!!! Y tanto control, tanta disciplina ZAS! a la merde con todo!
ResponderEliminarEl Gordo, un capo!!!
Besos a la flia y para vos, Cuervín!
P/D: No hablo de fútbol. Aún me dura la bronca de ayer... :(
qué buenooo...!!!
ResponderEliminartomasito encontró la luz...!!!
y su gurú fue el gordo...!!!
ahora la va a pasar bien...
Sex... Drugs and Rock´n´Roll
abrazo
él
sel ciclón no hablo... qué mal que viene la mano...
A eso se le llama cambiar de rumbo, ¡eh!
ResponderEliminarY es para pensar el texto, pues algunos se obsesionan tanto con un objetivo que se pierden de ciertos excesos que no está mal disfrutar a cierta edad... Bueno, a cualquier edad.
Hoy estoy muy permisivo, parece.
Un abrazo, Dany.
HD
Bueno, qué decir.
ResponderEliminar¡Qué la próxima inviten!
Eso!!! para cuándo la próxima?
ResponderEliminarAdemás Tomasito tan entrenado...
Besos!
Aaaaajajajajajajjaj!!!!!
ResponderEliminarYo que TOMASITO recordaría que cuando la limosna es GRANDE...
P.D.:Claro que hay entrenamientos (?) mucho más amenos y tentadores,no??? :P
Vaya uno a saber cuántas 'medallas' se habrá colgado esa noche en su haber... ;)
BESOS Y LIVIN' LA VIDA LOCA :)
No es posible destacar en todos los deportes, y evidentemente Tomasito tenía uno de ellos muy abandonado. Pero evidentemente quería descollar en todos porque se puso a tono rápidamente.
ResponderEliminarNo envidio para nada haber estado a punto de morir (aunque el gordo no lo supiera) pero ese hombre sí que sabía disfrutar de la vida (ahora me quedé pensando si alguna vez alguien no habrá llevado un revolver cerca mio... siempre nos dejás con una reflexión trascendental!)
Besos
Jajajaja, me encantó ! Ese clima tenso del principio llevado hacia un final sorprendente e inesperado.
ResponderEliminarBien por Tomasito canejo!!! Si hubiera mechado entrenamiento con fiesta, hubiera sido competidor de los africanos en las olimpíadas. Ne gustó mucho el relato. Abrazos.
ResponderEliminare, je...
ResponderEliminarAl final cedió antes los brillos de la invitación.
"Saldrá diciendo: es que sos un gordo bueno"
Un beso Dany.
se da cuenta que algunos nacen con estrella y otros nacemos estrellados???Mi vecina junta perros mugrosos que aullan por doquier y la única fiesta aquí es que les den de comer al menos una vez por día
ResponderEliminaren fin...
un beso
Escucheme señor Dany. Está muy bueno el cuento de tomasito el atleta total. ¿habrá hecho pentatlon o triatlón. Eso me pregunto. a cuánto habrá llegado. En casa las fiestas empiezan cuando llego y terminan enseguida. Saludos. Lo felicito.
ResponderEliminares más, otra cosa, lo voy a seguir porque quiero ser el doscientos.
ResponderEliminarHay que reconocer que el pibe no perdió su esencia... para chupar y ponerla, bastante obsesivo y constante también. Habría que darle la de oro por la maratón que se mandó =)
ResponderEliminarno sé, no sé. alguien que se deja llamar tomasito no se merece ni el vino, ni la morocha, ni la fiesta. y no sé como habrá acabado con semejante maratón, si me permite.
ResponderEliminarf: me quedé pensando..., entonces, zeit no hablaba de la vecina?
dani, se fijó todo lo que inspiran sus historias? ja!
un beso