Alejandro miró el reloj por enésima vez en los últimos diez minutos. Las seis. Hora de irse de la oficina, como todos los días, como toda la vida. Hoy no tenía ganas de volver a casa. Alejandra lo iba a esperar con dos rutinas, el mate y los reproches. Con el edulcorante que le ponía el mate era un asco, con la acidez que le ponía, los reproches también. La fila de cuestionamientos era ya un embotellamiento. Había de todo tipo pero el fondo era el mismo. Que fulano cambió el coche, y ellos no. Que mengana se mudó a una casa más grande, y ellos no. Que un amigo puso un negocio y le va fenómeno y él era un fracasado, que ellos nunca iban a progresar en la vida. Que al marido de una amiga lo ascendieron, y a él no. En realidad en este punto era él y no ellos, porque Alejandra jamás trabajó. Nunca fuera de casa y muy poco adentro. Pasaba sus horas en el gimnasio, en la peluquería, en el shopping, en los médicos, nutricionistas, curanderos, brujas o adivinos. Ambos pasaban los cuarenta y no habían tenido hijos. Y los hijos no vinieron porque ella nunca quiso y él nunca supo como hablarlo. Alejandro no ganaba mal y podía mantener su hogar y los caprichos de Alejandra. El punto es que Alejandra no solo tenía caprichos sino ambiciones y por sobre todas las cosas, envidia. Quince años de casado, quince años de oficina, quince años de sexo insípido, incoloro e inodoro. Como el agua, apenas alcanzaba para hidratarse pero no le pidan ningún sabor. - Quince años-, pensaba Alejandro en el banco de una plaza ya sin fuerzas para volver a su casa. Ella llamó al menos seis veces a su celular. No atendió, no sabría que decir porque había llegado a un límite. Cuando el límite llega ya no se razona de la misma forma. Si se separaba ella le iba a hacer la vida más miserable por lo que se puso a pensar en algo más expeditivo. Se hicieron las ocho, las nueve, las diez, la plaza se quedó vacía de chicos y le daba cobijo a las parejas. Estaba exhausto, se fue quedando dormido. El celular lo despertó a eso de las once, era su padre. -Donde estás pelotudo? Entraron chorros a tu casa y mataron a Alejandra- Cortó la comunicación perturbado, sintió un alivio, luego vomitó y el alivio fue total.
La idea de Malena
Malena yuyodelsuburbio@blogspot.com comenzó el juego con el tema de la paciencia....y de ahí salieron Julio y Julia. Ahora vinieron Alejandro y Alejandra. Quizá sigan viniendo gente.
ResponderEliminarUna historia que te conmociona. No se puede vivir con la envidia, mirando a los demás. La felicidad no reside en lo material, hay que saberla encontrar en sí mismo.
ResponderEliminarMuy buena, un abrazo.
excelente Dany!!! me gustó esa solución expeditiva. hay gente que sabe poner en MUTE a otros !!!! clap clap clapppp
ResponderEliminarMuy bueno, sentirse aliviado, con un poco de sangre fria, pero totalmente lógico. Jeje. En fin, te has ganado un seguidor. Te invito a que veas mis relatos en http://bartwritesit.blogspot.com/
ResponderEliminarAy, a veces hay justicia (que si no es divina se le parece tanto!).
ResponderEliminarAhora le tocará poner cara de compungido y a estrenar paciencia y vida nueva.
GRACIAS!!!
Me gustó la visión masculina de la paciencia finita.
Incluso cocinaba mal.
ResponderEliminar¡Los milagros existen!
Buen post.
Seguro que más de uno sentirá envida (eso tan insano), de Alejandro.
Un saludo.
Me sorprendió el final, yo lo habría finalizado de otro modo.
ResponderEliminarYo creo -y me baso en experiencia propia- que la suerte no acompaña a los cobardes.
No lo envidio a Alejandro. Está destinado a engancharse a otra Alejandra.
Por cierto, debería poner, en el final o principio de su artículo, un link al formidable relato de Malena en Yuyo del suburbio.
ResponderEliminarY también debería sacar el verificador de palabras! (Use el filtro de anti-spam de blogspot, no rompa la paciencia de los lectores!)
Pensar que hay gente que es así tal cual no?
ResponderEliminarPasan la vida juntos pero separados, duermen en la misma cama pero no la comparten.
Y no siempre está el chorro que te mate la jermu o al verré'
La posta es hablar, y como cuesta! Yo por eso no me voy a casar.. nada de papelitos raros, nada de firmas y nada de rutinas ridiculas de pareja. Yo voto por el amor puro, ese en donde en vez de regarse anillos y promesas, se regalan barquitos de papel, alguna cerveza y besos desinteresados :D
Yo antes hacía lo del mate con edulcorante, pero asenté cabeza y ahora es amargo con peperina. He madurado (?)
Besos pa' ti!
edulcorante...peperina...si no le gusta el mate, para que lo toma?
ResponderEliminarGracias a todos!! Pero Viejex querido no entendí nada de lo que puso en su comentario....
ResponderEliminarEl link está puesto al final......
Cuando dice que no entendió mi comentario usted se refiere al primero o al segundo?
ResponderEliminarFíjese que le digo que ponga el link al artículo:
http://yuyodelsuburbio.blogspot.com/2011/02/de-la-elasticidad-de-la-paciencia.html
y el link que usted puso al final no apunta ni siquiera al blog, es un enlace al mail de Malena.
Abrazos.
Estimado Viejex: Es cierto lo que dice y creo que ya lo corregí. Soy un tecnonabo. Lo otro del
ResponderEliminar"verificador de palabras", no tengo la menor idea. Le pido paciencia.
En cuanto a SU comentario le digo que coincido totalmente y también por experiencia. Solo quise dejar la idea que el alivio solo fue casualidad y no por valentía. De ahí también el "no supo hablarlo".
Disculpe mis ignorancias técnicas. Abrazo
tema muy interesante en tu relato,¿cobarde? no hay nadie perfecto, un saludo
ResponderEliminarEscribame a viejex@gmail.com y le doy una mano con eso.
ResponderEliminarNo sé... el hombre parece un inconforme crónico. No creo que haya solucionado nada con esa muerte.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un saludo.
Si, que te den mates edulcorados es una inmundicia que te da ganas de desearle la muerte a cualquiera! jajajajaja!
ResponderEliminarMuy bueno el relato, che! Me gustó!
Abrazo
nunca entre a tu blog, (creo) pero me encanto..el relato buenisimo, no me esperaba tal cosa...habra sido Alejandro el q la mando matar o solo fue una casualidad? como sea, el tipo se alivio.
ResponderEliminarImpresionante relato!!
ResponderEliminarNo estoy convencida si la muerte era la única salida para el alivio de este hombre...
De todos modos, con una mujer como esa, pensar en plantear un divorcio... ¡¡imposible!!
Saludos!!!
bueno, parece que le han regalado un respiro, un pequenio espacio de tiempo para que analice su situacion, lo que quiere, la persona que quiere al lado de el y actue en consecuencia generando los cambios necesarios en el mismo para la concrecion de dichas metas.
ResponderEliminarbesin
oia? y mi comentario no salió?ufa...con razón Dany, mire, hasta creo que lo mandé después de la Edulcorada
ResponderEliminara ver, concretamente me refiero a que Alejandro no solo es un pelotudo sino un cobarde, dejeme de joder che
bancate a la mina si te jode después de separados o la unica solución era esa? eso en mi barrio se llama falta de pelotas
alguien me dirá, vos porque no sabés lo que es Alejandra!, no lo sé pero tampoco se puede ir por la vida contratando sicarios o haciendo justicia por mano propia y creame que lo digo con conocimiento de causa
besos
Muy bueno, Dany, no sé bien cómo nació, pero lo cierto es que el producto fue bárbaro. A medida que lo leía me sentía más y más presionado por esa mina, así que el final nos liberó a personaje y lectores de sus pullas.
ResponderEliminarDany, veo que se te ha metido un "maestro" en tu espacio... qué tema ése, me refiero a que no está bueno que alguien crea que sabe y imparta lecciones desde la mala leche. Al menos yo no leí que fuera de onda, qué sé yo.
Te dejo un abrazo.
Humberto.
Muy gracioso el resumen al costado, seguimos esperando al barman del bar y su testimonio, eh? jajajajaja!
ResponderEliminarBuen finde, abrazo
que buen relato!
ResponderEliminarvarias cosas pense:
1. la justicia poética existe. lástima que a veces nos quedamos esperandola demasiado tiempo, y se nos pasa la vida.
2. las mujeres que no trabajan y exigen me ponen mal. las mujeres que no trabajan y esperan que les den, me ponen mal. las mujeres tenemos que aprender que todo lo que queremos, lo podemos conseguir solas, y sino, tengamos la dignidad de aprender.
3. los que alguna vez tuvimos parejas muy largas, sabemos que la sensación de hastío es terrible y el miedo a la soledad y a lo nuevo, es peor. pero no queda otra que dar el paso, no?
4. mate con edulcorante es la muerte. la muerte.
5. sexo insípido es peor que el mate con edulcorante, je
besos
Decile a Alejandro que no se haga el boludo y que mande la guita de La Loba. Si no la próxima se la embocamos a él. De haber sabido lo que sentía por Alejandra la dejábamos viva...
ResponderEliminarah, la paciencia finita desde la otra vereda. impecable.
ResponderEliminarestoy sobornando en ventanilla, porque el público aumenta exponencialmente, como se dice ahora.
pero, hasta el palco ese de sobre el escenario, no paro!