14/3/11

Roberta y Roberto, el juego del miedo.

Se acercaba con rapidez a los cuarenta. De algo podía estar segura y era que tenía una enorme colección de miedos. Algunos de ellos, como debe ser, contradictorios entre sí. Por caso, Roberta, tenía miedo al compromiso y miedo a quedarse sola. Miedo a tener hijos y miedo a no poder tenerlos. Miedo a la rutina del trabajo y miedo a los cambios. En fin, como se dijo, una colección de miedos. Y se sabe que los miedos paralizan. La vida de Roberta hacía años que estaba detenida. Un día de esos en una fiesta a la que fue arrastrada por una amiga conoció a Roberto. Ese día fue de aquellos que no se olvidan fácilmente porque a partir de ahí su vida cambió. Cuando Roberto le pasó por primera vez la mano por el hombro, Roberta se sintió segura. A partir de esa seguridad, fue perdiendo sus miedos. Se comprometió con Roberto. Tuvo dos hijos, tal cual quería Roberto. Dejó de trabajar, como era el deseo de Roberto. No más polleras cortas o mostrar mucho las tetas, al gusto de Roberto. Fue dejando de ver a sus pocas amigas, que al decir de Roberto eran  putas o mala gente. Se hizo eximia cocinera, haciendo los platos que le gustaban a Roberto. Y en la cama... bueno, en la cama las cosas eran como decía Roberto, qué duda. Se fueron yendo los años, todos sabemos qué rápido pasan, y Roberta no sintió ningún miedo. Quizá no se dio cuenta o nadie, por miedo, le advirtió que no pudo vencer al último que le quedaba. El miedo a vivir una vida propia.

32 comentarios:

  1. Con lo sencillo que es ser una marioneta...
    ¿Para qué las complicaciones de vivir tu propia vida?

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Me tocó ser la marioneta... Ahora me toca ser la amiga de la que se alejan por caer en la categoría de "liberal"... Siempre alguna de éstas situaciones nos afectan. De un modo u otro.

    ResponderEliminar
  3. Supongo que en esas relaciones pasa un poco como en el cuento del sapo y la olla. Las Robertas se van cocinando de a poco, sin darse cuenta, y cuando quieren saltar (si es que algún día se dan cuenta) es tarde.

    Muy bueno.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Uy, cuántas Robertas que hay, lamentablemente...
    Todos somos libres de hacer con nuestra vida lo que se nos antoje. Anularnos y ser una marioneta es una de las posibilidades.
    Seré yo, o esa imagen da risa??
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Cual tal.
    Una cosa es ceder y otra cambiar, una cosa es limar aristas y otra cambiar de forma..
    Las cosas son de a dos, con lo propio y lo ajeno, con tuyo y lo del otro.-

    La falta de personalidad hace que la gente se refugie en otras ajenas, más fuertes, más prepotentes.
    Falta fe en uno mismo. Falta el amor propio!

    ResponderEliminar
  6. como estamos hoy don blogger eh???tercera vez q escribo mi comentario (ya casi q tengo que leer de nuevo el post)

    decía...que evidentemente el límite debe ser dificil de visualizar porque conozco un par de Robertas que ni siquiera se han dado cuenta de ese cambio paulatino

    beso!

    ResponderEliminar
  7. Pero qué buen post, señor. Me pasa actualmente como a Lola, aunque mi Roberta amiga haya sido alguien que eligió toda su vida estar "detrás de" y cuando finalmente se decidió a salir de eso, y comenzar a descubrirse... chan! conoció a otro Roberto!!

    ResponderEliminar
  8. Excelente. Para que haya un victimario tiene que haber una víctima, quién es quién en tu cuento? Me gustó mucho.

    Saludos
    Jeve y Ruma.

    ResponderEliminar
  9. Buenisimo Sr. yo diría para que halla una víctima debe de haber un Victimario Psocopatón, pero hay que ser pacible de psicopateadas , No tiene Miedos quien quiere sino quien pude.
    Saludito
    Cris//mujeresdesincuentay

    ResponderEliminar
  10. Y se veía venir: si se la habían comido los miedos, también se la devoró Roberto !! a las personas con personalidad plastilina les cuesta tener vida a secas, vida propia ya es mucho decir. Excelente relato Dany!!

    ResponderEliminar
  11. Está claro que nunca tuvo una vida...
    Lamentablemente hay mucha gente que permite que otros vivan su vida y viven la vida de otros...
    No es fácil, hay una tendencia generalizada a la manipulación en todos los seres humanos...
    Los miedos y la dependencia...

    Muy bueno

    Besos

    ResponderEliminar
  12. siempre pense que las robertas la pasan mejor, por ahi por no ser conscientes de su propia robertidad. besin

    ResponderEliminar
  13. Si, es una pena, tanto que haya gente como Roberta, incapaz de ser fuerte y vivir por si sola, y como que haya gente como Roberto, manipuladores que se aprovechan de las debilidades de los demás. En fin, buen relato. Saludos.

    ResponderEliminar
  14. Muy triste, pero la gente así existe. La falta de personalidad puede llevarte a encerrar en tu propia cárcel.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. Muy bueno

    "miedo al compromiso y miedo a quedarse sola" "miedo a tener hijos y miedo a no poder tenerlos" "miedo a la rutina del trabajo y miedo a los cambios"

    Pero el iedo más tremendo y el que más pesa en este post es el miedo a vivir una vida propia.
    Que GRAN TERRIBLE MIEDO, paralizante, feo, feo.
    Saludo!

    ResponderEliminar
  16. Gracias por los comentarios que aportan bastantes reflexiones. Algunas más duras claro ( teléfono Sandra) y otras con mirada diferente ( ARN ). Hombres que caen en eso también los hay y más de lo que uno se imagina priori. Se anima alguno a esa historia?.....o me la dejan.

    Bien ahí estimado Sr. Bigud con la comparación de la rana en la olla. Excelente.

    Bienvenida Lola. Gracias Laura y gracias Cordoba por leer todo detenidamente y comentar.

    Besos.....abrazos y buen vino.

    ResponderEliminar
  17. Buen relato, Dany. Hay una variante y que la he visto pasar, ocurrir, aclaro por las dudas. Y es cuando Roberto muere joven. Es decir, cuando el títere se queda sin titiritero.

    ResponderEliminar
  18. Disculpe que no comente. Tengo miedo de decir algo inadecuado.

    ResponderEliminar
  19. Coincido con Yoni. Lo peor no pasa de golpe.
    Si fuera así, como el sapo en la olla hirviendo, saltaríamos hacia otro lugar pero la cosa empieza fría y luego se va calentando hasta que en un momento nos preguntamos "cómo llegamos hasta aquí?"
    Buen relato.

    Abrazo!

    ResponderEliminar
  20. Expresé Viejex...o sino vaya al capitulo de abajo que no comentó y ya me estaba preocupando.
    Abrazo!!!!

    ResponderEliminar
  21. EstimadO:
    Gracias por su visita y su comentario!
    En cuanto a Roberta y Roberto quizás la pasaban bien así, que Ud les ponga igual nombre me hace pensar que eran tal para cual,la libertad es la posibilidad de elegir un Amo...
    Atte/

    ResponderEliminar
  22. Uffff que historia esa Roberta...mal a los Robertos! fuera Robertos!!!

    ResponderEliminar
  23. conozco taaannnnttaaaas robertas....
    pero bueno si ellas son felices, bien por ellas.
    y si no son felices q ganas de cagarse la vida por tener miedo a arriesgasrse y mandarse cagadas viviendo una vida propia

    ResponderEliminar
  24. Ves, Dany, es aquí donde te admiro... y te envidio, por qué negarlo.
    Si yo subiera un texto así en mi espacio, las damas me desollarían, porque verían la parte "Roberta" de la historia, sin embargo vos pintás una situación típica con la soltura con la que dejarías caer un papel y nadie te dice ni pío.
    Sea como fuere, un texto ácido y real. Muy bueno.
    Aunque sea ocioso o repetitivo, ¡cómo ha crecido tu blog! Qué bueno eso. Me alegra de verdad.
    Un gran abrazo.
    Humberto.

    ResponderEliminar
  25. Gracias Mario!

    En verdad uno puede suponer que los dos sacaban tajada de la relación. Aunque las consecuencias son diferentes para cada uno. Se cumplen los deseos de uno solo?

    Ivana, es cierto, las hay felices.

    Humberto: Gracias, de verdad por tus elogios.
    Creo que con la cantidad de gente que te sigue
    podés encontrarte con todo tipo de respuestas a tus escritos. Acá , por decirlo de algún modo,
    "nos conocemos todos". Abrazo.

    ResponderEliminar
  26. Es lo que yo digo: no hay poronga que les venga bien. Horacio de Parque Chacabuco.

    ResponderEliminar
  27. Es que el miedo no es tonto.
    Es cobarde.

    ResponderEliminar
  28. Sepa disculpar haber llegado a la cola de su relato, anduve perdido...

    Muy contundente el relato, y qué cierto en muchos casos!

    Abrazo

    ResponderEliminar
  29. El miedo llega a bloquear.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  30. JA!...SENCILLO...DIRECTO....TAL CUAL!!:)en el síndrome robertO y/o robertA conllevan el mismo mal pero eligen distintos roles en este juego del Miedo de la vida.
    En este tipo de relación NINGUNO DE LOS DOS pueden llevar a cabo sus verdaderos deseos !!!!
    saludos por ahí!!!!;)Totalmente de acuerdo.

    ResponderEliminar
  31. La libertad esta sobrevalorada.

    ResponderEliminar
  32. Anónimo. Gracias por leeer y comentar. Pienso al contrario....la libertad, a veces ni siquiera es valorada por ignorancia, miedo o imposibilidad.

    ResponderEliminar

Comenten ahora o callen para siempre