Administrativo Categoría 7. Ese es el puesto que tiene en el Ministerio. Para hacerlo más sencillo, es la persona que está en la Mesa de Entradas. Por ahí, por ese lugar donde hace 20 años Ernesto ocupa su silla comienzan los desvelos de todo aquel que inicia un expediente. Sin el sello de Ernesto no hay expediente, solo la nada. Claro que una vez que coloca ese sello comienza otro calvario, pero ese es tema para otro momento. Gris, estricto, puntilloso y obsesivo, jamás entrega su sello en vano. Es necesario cumplir con todos y cada uno de los requisitos y sabemos que no son pocos. En realidad son desalentadores. Por esa razón Ernesto se tenía que tragar todos los insultos, todos los gritos y hasta alguna que otra violencia física de los ciudadanos indignados por la carencia del bendito sello.
Ernesto evita a sus compañeros porque es realmente un ermitaño y tiene poco que decir. Hasta hace poco su día era llegar puntual, no dejar pasar ningún trámite de inicio de expediente, bajar la mirada ante los insultos y retirarse puntualmente. Pero en las últimas semanas se produjeron algunos cambios. Había logrado reducir su horario a seis horas y trabajar sólo de lunes a jueves. Pero lo más importante era que cada vez que era insultado Ernesto ya no bajaba la cabeza sino que miraba desafiante al que tuviera enfrente con una especie de sonrisa entre sarcástica y vengativa. Todos rumoreaban pero nadie sabía a ciencia cierta qué era lo que había sucedido. ¡¡¡ Hijo de mil putas, fracasado de mierda, decime ahora qué carajo me falta!!!!- bramaba un hombre impecablemente trajeado en la Mesa de Entradas. El grito fue tan fuerte que atrajo toda la atención de la oficina. El ambiente estaba tenso y se descompuso aún más cuando Ernesto levantó la mirada con esa cara de suficiencia y placer respondiendo: -Te falta la fotocopia de la concha de tu madre, gil. Al tipo del traje lo tuvieron que sacar echando espuma por la boca entre cuatro, mientras el resto de los empleados dudaban entre aplaudir o volver a sus escritorios para no quedar expuestos. Ernesto guardó el sello, cerró con llaves su cajonera y a la hora exacta de salida de ese jueves, se retiró.
-Decime Ernesto, con toda la guita que tenés, ¿es necesario que sigas laburando? -dijo la escultural morocha de unas décadas menos que se hallaba junto a él en el auto importado de última gama. -¿No te alcanza lo que ganaste en la lotería para no ir más al Ministerio?-continuó preguntando. Ernesto le dedicó la misma mirada sarcástica y vengativa y dijo -Cosas mías, nena, cosas mías. Y comenzó a desabotonarle la blusa.
Los burócratas somos así...
ResponderEliminarErnesto
Emm... es complicado no odiar a los Ernestos. Aunque asi se llama mi cotorro, que es un capo.
ResponderEliminarPero siempre hay uno, en mi laburo, cuando tengo que ir a firmar aprobaciones, siempre les falta 5 para el peso a los Ernestos.
Y lo peor de todo... Es que lo disfrutan y vos, vos Dany me lo confirmaste!
Es ficción Ernesto, jajaj.
ResponderEliminarDissors: si....lo disfrutan pero no tanto como éste Ernesto.
jajaa buenisimo!
ResponderEliminaryo trabajo en una entidad publica, y te aseguro que hay tareas denigrantes y te encontras todo el tiempo con gente que se cree mejor y te denigra por el simple hecho de ser empleada pública...
varias veces me pregunté como sería que dejo de trabajar si me llego a ganar el loto...
por ahora, la opción que esta va a la cabeza, es acercarme a mi jefe y decirle casi lo mismo: sabes que? metete los putos textos en el reverendo orto! y el aumento, tragatelo mal parido, que ya no necesito nada de este lugar inmuuundo!!!!
(espero ganarlo alguna vez, je, seria justicia, posta!)
besos
Genial! El sueño de varios laburantes que tenemos la respuesta censurada. Dany... por que te imagino frecuentando estos ambientes de sellos y papeleos? los describís tan bien. Besosss azulgrana!
ResponderEliminarlos que tienen el gen Ernesto en el adn no renuncian fácilmente. No son tan grises como parecen. Excelente relato Dany, como siempre!
ResponderEliminarun verdadero turro Ernesto, no mucho más para agregar
ResponderEliminarbah si, podría dejarse de joder y dejarle el laburo a otro que lo necesite más
besos
Y si Corina. No te falta razón. Pero no echo espuma por la boca. jaja.
ResponderEliminarLaura: en principio se iba a llamar "El turro de Ernesto".
ResponderEliminarSandra: Hay cada uno que se ve gris pero afuera son flor de arco iris.
Por estos días, siento que en la boca de Ernesto, salio lo que tantas ganas tengo de decir "andate a la...", es que cuando trabajas en la actividad publica te da ganas. je
ResponderEliminarUn beso y buena semana!
Shhhh, calladita morocha, que sinó no hay regalito!!!!!
ResponderEliminarBesos Dany, me gustó mucho
A comerlaaaaaa!!! JAJAJA! No puedo para de reir! Què raza de guachos son esos Ernestos/as! IMPECABLE , Dany! Genial! Te dejo un beso grande!
ResponderEliminarSeguro lo hizo, por qué sabía lo que esperaba en el auto. Le hacía crecer el ego (supongo).
ResponderEliminarUn saludo.
Ernesto, con un sello, me da más miedo que Jason con un machete.
ResponderEliminarUn abrazo, Dany
Mmmm a Ernesto le gusta el saborcito del poder...
ResponderEliminarPoder hacerle la vida mas fácil a las personas desde el puesto de laburo también tiene buen sabor...hay gente que no entiende eso... o no tiene las papilas adecuadas.
La venganza es siempre un placer de los espíritus estrechos, enfermos y encogidos
ResponderEliminarJuvenal.
Si, si, calentito, te quedaste. La tenés adentro, Juvenal!
El que se vengó de Juvenal.
Na na, es poco creíble que el tipo habiendo ganado la lotería esté sólo con una morocha escultural! juaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
ResponderEliminarMe hiciste recordar todas las veces que tuve que hacer trámites en el Estado! jajajaja!
Abrazo
Tiempo de venganza para quienes padecieron el poder de los mangos ajenos.
ResponderEliminarAhora le toca a Ernesto, y que se crea un elegido, ya que no a todos les llega su santo.
Abrazo amigo Dany
Si, mucha fotocopia de la de mi vieja, pero si no me sacan entre 4, a ese Ernesto me lo como entre dos panes, me lo como... Dejameló que lo mato...!!!
ResponderEliminarNo le deseo a nadie el paso por la mesa de entradas de un juzgado. Es una de las situaciones más deprimentes que existen.
ResponderEliminarSin embargo me alegro por Ernesto. No soy un resentido.
Muy bueno lo suyo.
Un saludo.
Claro que Ernesto podría hacer lo que quisiera pero eso se consigue con Mastercard en cambio, pedirle la fotocpia de la concha de su madre a un tipo que lo llama fracasado, no tiene precio...
ResponderEliminarMuy bueno!
"Te falta la fotocopia de la concha de tu madre" JUAJAJJAJA
ResponderEliminarsalud!
Dany:
ResponderEliminarVos representás la voz más auténtica del escritor de lo cotidiano, me gusta esa informalidad y la admiro, te aseguro. Ay, la burocracia...
FELIZ CUMPLEAÑOS, MI QUERIDO AMIGO... ES HOY ¿NO? 25/05
Si, efectivamente. Gracias Humberto!
ResponderEliminarEso es ser un tipo de "suerte" entre comillas obvio ;)
ResponderEliminarBesote Dany!
=) HUMO
Mostrando la verdadera faceta de Ernesto..
ResponderEliminarLa burocracia...
ResponderEliminarda igual el país, en todos la misma M... jaja
Un abrazo Dany!!
en esta panzada de sus letras que me estoy dando -desde "no me dejen solo"- acabo de leer que cumplió años, así que a mi aplauso de siempre, sumo un gran abrazo. buena vida, dani querido!
ResponderEliminarese ernesto me trajo a la memoria aquel personaje que hace walter vidarte en "la tregua". vaya que soy antigua, no? pintor excelente, usté. otro beso
ResponderEliminarCualquier parecido con la realidad de mi oficina, NO es pura coincidencia ;)
ResponderEliminar¡Muy bueno Dany!
Ernesto, Ernesto!! Muy bueno Dany! Me recuerda al chiste del: Se va a su casa, se acuesta con su esposa...jaja!
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