28/11/12

Telaraña

Un asesinato por encargo más y dejaba. La edad y sobre todo esa vida tan alejada de la normalidad estaban haciendo mella en su cabeza. Como siempre recibió un sobre y dentro, la habitual fotografía de la víctima, esta vez una mujer de unos sesenta años que seguramente en su juventud habría hecho estragos con su belleza y esos ojos desafiantes. Lo diferente era que en lugar de una locación precisa al dorso tenía coordenadas y unas palabras escritas con letra temblorosa, "no caer en la telaraña". Cargó el GPS, un bolso con ropa para unos días, efectivo suficiente para no dejar rastros y el arma.  Colocó un par de compactos con música de los Beatles. Se sabía todas los temas de memoria y los canturreaba desafinadamente. Luego de varias horas de manejar por rutas desiertas bajo un sol implacable se acercó al lugar indicado. En el GPS no figuraba nada a excepción de la ruta, pero él veía claramente una estación de servicio y algunas construcciones más, entre ellas una especie de hotel viejo y pequeño. Bajó del auto y observando a su alrededor notó algo que lo inquietó. El lugar no parecía haberse quedado en el tiempo, decididamente parecía que él estaba en otro tiempo. Publicidades, peinados, ropa, autos y actitudes lo remontaban a fines de la década del sesenta. Tuvo un mal presentimiento. Entró al hotel. La misma sensación. Un tipo de su edad en la recepción, un par de ventiladores viejos echándole aire caliente. Lo registró de mala gana. En un sofá, una chica de unos veinte años leía ensimismada una revista Radiolandia. Al instante sus ojos se encontraron con los de ella. Esa mirada parecía una súplica. Decididamente algo no andaba bien. Debería terminar con el encargo y salir de ese lugar de mierda. Era tarde y estaba cansado. Pasó de largo la cena y se fue a la habitación. Se desplomó en la cama. De madrugada se despertó sobresaltado. Escuchaba sordamente "Guitarra vas a llorar", uno de sus temas preferidos. La música se acercaba a sus oídos. De pronto, ella, la joven del sofá junto a una vieja radio portátil invadieron su habitación. Con la rapidez de una pantera se desvistió y se metió entre sus sábanas. Recordó el mensaje que hablaba de la telaraña pero al fin y al cabo ese cuerpo fresco e inquieto le ganó la pulseada a la razón. Era la primera vez que le sucedía. Cogió como nunca. Se dejó llevar, durante el día recuperaría la cordura, pensó. Así como llegó, en un par de movimientos, ella y su radio se fueron. Durmió, exhausto, un par de horas más. Bajó, desayunó pausadamente mientras el tipo de la recepción regañaba a la chica que imperturbable seguía tirada en el viejo sofá absorta en sus lecturas de fotonovelas. Todo muy bizarro. Demasiado. Se incorporó y fue directamente hacia el dueño. Con cuidado le mostró la foto, debía comenzar con su encargo. Percibió una mueca de espanto en él cuando la vio pero al instante se recompuso y negó reconocer a la mujer.  Mala señal.
Durante un par de días que se hicieron muy largos no pudo avanzar nada. Y por las noches, la misma escena. Ella, la radio y el sexo frenético. Se sentía tan pleno como confundido.  Una noche la joven se sinceró. Le habló de su padre, el viejo de la recepción. Le contó del abuso a la que la sometía desde que su madre murió. Le rogó que se la llevara de ese pueblo fantasma.
Se estaba complicando ya que no veía cómo cumplir el encargo y por otra parte ella lo estaba volviendo loco. Loco de deseo. Al día siguiente decidió complacerla. Previamente le pegó un par de balazos al padre abusador y se la llevó con él. Ya vería cómo manejaba el tema del trabajo incumplido. Salieron velozmente del pueblo. Se sentía seguro y animado con la aventura. Nuevamente sonaban los Beatles.
Paró en una estación a reponer combustible, mear  y comprar algo para que ambos comieran. Cuando volvió y se sentó al volante se le heló la sangre. La chica había envejecido.  Reconoció en ella a la mujer de la foto. También se recordó a sí mismo escribiendo tembloroso algo sobre una telaraña. Y esa voz gruesa, inconfundible. - "Dale imbécil, arrancá de una vez. No vamos a llegar nunca a casa si seguís pelotudeando en cada parada. Y sacá a esos Beatles de mierda de una vez, me tienen seca."

12 comentarios:

  1. Bueno.....si.....es un refrito. No quiero que se olviden que aparte de cambiar pañales soy un ser humano. Gracias!

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  2. Lo recuerdo, Dany, pero lo releeo como si fueras un clásico, un Poe, un Cheever, un Fitzerald. Y vuelvo a disfrutarlo.
    Un abrazo.
    HD

    PD: borrá el humdib@hotmail no corre más, mandame las actualizaciones a humbertodib@hotmail.com

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  3. Coincido con el Lord! Este es uno de mis relatos favoritos! Brava la Mujer Araña, eh?
    Me supo a un misterioso RoadMovie.
    Ok! Basta de lisonjas! Vaya a atender al Gato!
    Me cache!!! :-)
    Besos fortineros, Dany querido!

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  4. Menos mal que lo confesaste. Me estaba agarrando un especie de "Soy un Alpha, puedo leerle la mente a Dany" ¡Cagué! :-)Acá te dejo un par de botellas Cocinero. Algunos refritos tuyos son mejores que los originales de otros. Poneme el de los griegos. Abrazo!

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  5. Coincido con A. Torrante. Este refrito supera más de un original que se deja leer por ahí.
    Además esa voz femenina del final no tiene desperdicio. Es un melabajaporcompleto !
    Seguí buceando en el blog archive, Dany. Saludos van

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  6. Para mi no es refrito alguno ya que no conozco tu obra completa.
    Solo dos palabras: Ex celente!

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  7. Coincido con la generalidad de los comentarios, incluso el tuyo. Es un texto clásico que aún después de leido y releido, deja un ruido inquietante, una cosa pavorosa que persigue y atormenta en sueños. Y eso de los pañales, complican mucho los tiempos...
    Abrazos!

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  8. Es bastante... extraño... uhm, no encuentro la palabra que quiero utilizar... corcho...

    De todas maneras, es interesante.

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  9. El final genial. realmente lo que me he podido reír. No me lo esperaba jajajaja.

    Felicitaciones.

    Un saludo.

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  10. Mire, m'hijito, es el único lugar donde los recalentados me siguen sabiendo a manjar.

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  11. Jajaja. ¡Justamente te iba a preguntar eso: si era un refrito! Porque está muy bueno, Dany, y quería saber si era nuevo.
    Bueno, yo lo acabo de leer por primera vez, así que para mí es nuevo.
    Me encantó.

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